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ep A 246 Dela Confesion : trueno, y sonara en los oidos y corazones de muchas mugeres, para que escarmentando en cabeza agena , se librasen de semejante desdi- cha que les amenaza! Mas para justificar la causa de Dios, y que no tengan excusa en el tribunal divino, donde no valdrán razones mundanas y excusas frívolas, pondremos otros exemplos que los desengañen. En las Crónicas de Capuchinos (An. 1560.) se refiere de otra muger que no pensaba mas que en sus aliños; y quando ménos lo igmo- raba se halló en el juicio de Dios , donde fué sentenciada al infierno. Volvió en sí dando desesperados gritos, diciendo que ya estaba condenada, Alborotóse la casa, llaman al Con- fesor, mas ella nada ménos hacia que confe- sar, repitiendo su desesperacion. Llegóse una hija suya á sosegarla; y ella, «mirándola con semblante terrible, la dixo: Quítate de aht, maldita seas mil veces, que por tí me con- deno , porque quando yo te hice aquel ves- tido de tela, nadie habia en esta Ciudad que de ella se vistiera , y desde entónces fué- ron siguiendo unas y otras, y ya hoy se vis- ten así todas , y por esto me condeno sin re- medio. Y al punto viéron todos que levantán- dola los demonios en el ayre, diéron con ella en las vigas, y despues la estrelláron contra el suelo, y espiró infelizmente, Esto se sigue de un escándalo. Tambien se refiere en las Crónicas antiguas de mi P. S. Francisco (2. part. lib. 4. c. go.)

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