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y Gomunion. Trat. IP. 245 ban de roer y morder: cayó fuera de sí el Religioso con tan espantosa vista; pero la des. dichada le dixo: No temas , que soy tu mal» dita madre , que estoy condenada para siem> pre en el infierno: ¿Pues cómo, le replicó el hijo: ¿no te confesaste, y recibiste los Sacra» mentos? Sí, respondió; pero siendo las ga- las profanas un saco lleno de la ira de Dios, yo desde mi juventud me di á ellas con afey- tes y aderezos, á que acompañaban mis ma= los pensamientos 3 y aunque de esto me. con= fesaba , pero era siempre sin dolor ni propós sito de la enmienda. Así pasé, y nunca tuve valor para volver ú revalidar aquellas Confe- siones, y así estoy sin remedio condenada. ¿Y qué figuras son estas tan horribles? le preguntó el hijo: á lo qual ella respondió: Este dragon me trae y lleva por los torpes pensamientos y deleytes que siempre tuve. Estas lagartijas son ahora el adorno de mis ca= bellos, Estos dos escorpiones me hacen pagar lo torpe de mis vistas. stos ratones me roen los oidos por mis lascivas conversaciones; y en fin, estos dos demonios que 4 mis lados me acompañan, el uno es por los gastos su= perfluos con que á ta padre y “mi marido le hice gastar (con no pocas ofensas de Dios) con mis vanas galas E aderezos, El otro es por las muchas mugeres á quienes yo provoqué y perdi con introducciones de usos y malos exemplos. Con £sto, y un estallido horrible, desapareció. ¡Ó si ponetrara este. espantosd

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