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y Cómunión. Trat. 17. 133 que se las lleva el ayre, ni aunque miren á es- ta ni aquella, no siente en sí ninguna tenta- cion, y así estan con una falsa paz en medio «de los peligros. A lo qual respondo, que esa es la mayor astucia del demonio, que se finge ó disimula como raposa que hace el muerto para engañar y cazar las aves. Y así, quando ménos pienses te acometerá de recio con la ocasion y lance en que te pone con la memo- ria ó imaginacion de lo que viste y 'oiste, y caerás miserablemente. Y aun debes temer que ese no sentir entónces la tentacion , será quizá porque te” tiene ya por suyo. ¡Válgame Diosk Bi San Benito en el desierto era sumamente combatido con la memoria de una sola muger que habia visto, tanto, que la proponia el de= monio que la fuese ú buscar: si nuestro Padre San Francisco, tan extenuado con penitencias, se abrasaba de tentaciones sensuales hasta obli- garle á arrojarse desnudo en la nieve y en las zarzas para resistirlas: si San Gerónimo , -estan- do con sola la piel y los huesos de tanta peni- tencia ¿ y tostado del sol, y durmiendo en una cueva ó choza del desierto, dice que era tan perseguido de tentaciónes deshonestas , que le parecia múchas veces estar entre las danzas de las doncellas romanas que ántes habia visto; ¿cómo será creible que tú, el otro y la otra bien comidos y regalados, proflnaniente ves- tidos, y sin alguna mortificacion, metidos en tanto fuego como hay en tales empleos , no 0S quemeis? ¿Cómo es posible que no haya fuer- | | | a a

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