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230 «De la Confesion Unos juegos, en que como -vió un Siervo de Dios, que refiere Pelvarto (Quint. lib. 3.), yendo asidos de las manos los hombres y las mugeres, entre uno y otro van dos demonios atizando el fuego de la luxuria. ¿Qué .cosa tan horrenda , y á Dios y á los Angeles abor- recible , yer ocho ó diez, Ú yeintc d¿ treinta hombres y mugeres enlazados y muy enfras- cados en sus ruedas, brincos y saltos, répir tienda cantares deshonestos , ó sentados y en- treverados en una cocina ó sala, contando cueñtos ó cosicosas, como ellos dicen, y ha= ciendo juegos con acciones y equívocos muy provocativos -4 deshonestidad , celebrándolo con grandes risadas, vana alegría , y que allí estén mezclados otros diez ó veinte, d trein- ta ó quarenta mil demonios , que serán fiscales á la hora de su muerte! Estarán quizá muy contentos el padre y la madre, y otro qual- jiera , de tener en sy casa tantos huéspedes y uéspedas honrados; pero si consideran el en- xambre de diablos que le traen con tales jun- tos, los arrojáran de ella, y aun huscáran ó se preyinieran de conjuros , cruces y agua bendita para librarse, Andan muy listos, y se convi- dan y acuden 4 estas funciones los mozos las», * eivos, y aun muchos gasados ,. y quizá algunos Viejos y viejas, envejecidos en estas maldades, y se ofrecen á ser capataces y directores de E viles juegos , enseñando 4 la gente moza O que no saben. En estos juegos se dan senten- cias ó penliencias de abrazos, ósculos, y mas

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