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106 De la Confesion. ¿ Peróconcluiré von otra que nos puede Set» vir en algo de consuelo y de aliento; y es lo que refiere el devotísimo Dionisio Cartujano (Barc. Serm. 27. 5.3.) de un Siervo de Dios, que fué llevado en espíritu al purgatorio, y vió en él pocos Sacerdotes; y preguniando á su Angel, ¿quál era la causa? le respondió: que ó no entraban , ó paraban poco en el pur» gatorio los buenos; pero tambien le dixo , que los demas baxaban al infierno especialmente por el vicio de la luxuria, porque en pena de sa: ingratitud pocas veces les daba Dios lugar á que hiciesen penitencia verdadera. Y así ex- clama San Juan Chrisóstomo: Quis vidit un- quam Clericum cito penitentiam agentem? De donde infiere el santo Barcia (Compend.) que en la gran perfeccion de su estado, ó son muy buenos, ó son muy malos. ¡Ú venera» bles señores Sacerdotes! seamos «elosísimos, sobre todo de zelar con.gran pureza, reve- rencia, pausa y devocion -el altísimo y. divi- nísimo sacrificio del altar, preparándonos con oracion ántes y despues , que este es nuestro principal empleo; y de aquí depende ordi- nariamente-el- traer bien ó mal gobernada la vida. Solia decir el venerable santo Obispo Don Joseph de Barcia: Cuidado , Sacerdo- tes, que nos ha de- pesar mucho la -casulla en la hora de la cuenta, No se dilata mas mi respeto, pues los se- fiores Sacerdotes saben muy bien su obliga- cion, y lo que nos dicen las escrituras, his»

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