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A db Nil Hd eo “Do la Confesion CAPÍTULO .VIL Reflexion para los señores Sacerdotes. A E ambien es justo digamos algo para: los señores Sacerdotes, no para enseñarles , sino para acordarles lo que ya saben, y que deben exáminarse con mayor diligencia para la Con- fesion , pues su estado pide gran pureza y san- tidad. San Pedro dice: Incipiat judicium á domo Dei. Y en la vision de Ezequiel mandó Dios á los Angeles que comenzasen por el San- tuario, que son los Sacerdotes : 4 Sanctuario meo incipite. Con que no debe extrañarse se diga algo para los Sacerdotes. Verdaderamente que si bien consideramos la perfeccion de nuestro estado , tan superior y distinto del de los seglares, Jos defectos y culpas que en estos serán leves, en nosotros quizá te de Dios serán gravísimos. Una chanza , una mentira, una entrada freqúente, ó visita, Ó conversacion ménos precisa , aunque no sea mala, suele tener malas conseqiiencias por el escándalo. Admirablemente parece y edifica un Sacerdote en un altar, $ acompaña- do con los de su estado , ó en su Iglesia ,.así como parece bien el Religioso en su convento (quando no lo pide la obediencia ó- caridad), el Confesor en su confesonario , el Predicador en el púlpito, el Juez y el Padre de república en la Plaza, el oficial, mercader ó tratante en
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