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y Comunion. Trat. 1]. 193 se ven, no solo mas limpios, sino mas abun= dantes, los manteles y servilletas de sus me- sas, muy sobrada y acinada la ropa blanca en sus arcas, y los altares de la casa de Dios tan pobres, tan indecentes y desnudos , como tambien las alvas y amitos tan rotos y gasta- dos, que es una compasion, y aun escándalo? Quantas veces estan mas limpios los vasos de ha salvilla que los cálices: y vinageras? ¿Es po- sible, señores, los que sois comprehendidos, que no os da en rostro, y aun asco, de be- ber la sangre de Jesuchristo y las purificacio- nes con tales vasos? ¿Lo sufririais en vuestras mesas ni en el convite? ¿Qué es esto que ye- mos? ¡Oh , Sacerdotes del Altísimo! ¿Donde está el:zelo de la honra de este Señor , que to- dos los dias viene Á vuestras manos y pecho? ¡Oh , Jesus mio enamorado de las almas, quín- vo sufres de estos desacatos por el amor que nos tienes! ¿Pues qué si se atiende á las Igle- sias y Sacristías? ¿Quántas suclen estar tan in- decentes, tan llenas de telarañas, de goteras, y tan desamparadas , y los altares tan llenos de polvo, los guadamaciles y candeleros tan as- querosos , y los rincones tan llenos de trapos viejos, ladrillos ó tierra, que parecen bóve- das, y es cosa indigna ver así la casa de Dios, ando al mismo tiempo la casa del señor Cu- ra y del Sacerdote se ve la mas decente, lim- pia y pertrechada? ¿Habrá disculpa para esto, señores? La habrá para la riqueza , pero no pa- ra la limpieza y .. de los ornamentos, va- ! El B MH A Ñ y