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192 ¡De la Confesion ¡Oh yenerables señores Párrocos y -Sacer= dotes! Tarda es la caridad que aguarda que el necesitado la pida. Beatus qui intelligit super egenum , et pauperem.. Aunque en todos los pobres es bien empleada la limosna , pero la mas acepta í Dios es la que se da á los vergon» zantes y ú muchas personas de obligaciones, que su rubor les impide , y 4 muchas viudas y doncellas , que su necesidad les pone en gran riesgo. De esto dió admirable, exemplo un San Nicolás de Bari, un San Felipe Neri, y su gone ¡amigo nuestro Capuchino San Felix talicio y otros innumerables. Deben tambien los señores Curas (y. tam- bien los Sacerdotes) ser muy zelosos de toda lo que toca al culto divino. ¡Oh , valgame:Dios, y lo que sucle experimentarse en este. punto en algunas Iglesias! ¿Quántas veces hay... mejo- res vestidos para vestirse que ornamentos para revestirse? ¿Quántas veces se ven las casullas tan despilfarradas, rotas , y llenas de asco y sudor , que causa rubor decir Misa con ellas, quando al mismo tiempo se ven pulidos y asea- dos los yestidos que trae el señor Cura? ¿Tan- to cuesta el mandarlos remendar? ¡Quántas ve- ces se ven los corporales y purificadores tan asquerosos y Jlenos de manchas, que parecen trapos de cocina , estando la sobrepelliz , y aun quizá el lienzo de narices, de que usa,-el Cura y el Sacerdote, mas blancos que el ampo de la nieve , siendo tan fácil estorbar este pecado mortal con mapdarlos lavar? ¿Quántas yeces

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