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186 De la Confesion” , sion y mucho concurso), hacen duelo algunos 6. se desazonan, pareciéndoles que es venir á mandar en su Iglesia, ó enseñarlos (como di- cen) 4 malas costumbres, y np os sino verse tácitamente reprehendidos y confusos: y. así con estas molestias y dificultades abandonan los fieles la poca devocion que tienen. Con quese verifica aquella sentencia ó equívoco lastimoso; No hay quien confiese, porque no hay quien confiese. Ni tampoco será excusa para algunos señores Curas en el tribunal de Dios el que ya suele ponerse un Teniente ,. 6 traer de fue- ra quien supla , $e. con lo qual quedan muy satisfechos, y se retiran del trabajo de confe- sar, y dar de quando en quando la Comunion, y otras incumbencias: así en diciendo Misa, 6 la Vigilia, d Responsos, lo demas se dexa 6. remite á los otros. Mas lo que suele suceder es, que unos por otros queda la Iglesia des- amparada , y las ovejas sin pasto quando le van á buscar. El Teniente y otros qualesquiera son para ayudar , no para dexarles L cargaz Nadie hace, Ó debe hacer y cuidar de la hacienda co- mo su dueño, mayotmente quando está man- teniéndose con el sudor y fatigas de los feli- greses; y si estos no contribuyerr, se les obli- gará con las armas de la Iglesia, sin valerse de Teniente, ni de otro alguno. Nuestro Señor Jusuchristo, Pastor y Prelado Supremo , cu- -Yas yeces tienen, convida y llama á llevar su yugo, y el yugo le llevan entre dos. Cierto es que pnede haber alguna justa causa que ex-
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