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164 De la Confesion bien generosidad de un hombre no tomar á pe» ehos las cosas que le dice 6 reprehende su vir- fosa muger , ántes debe apreciar mucho su consejo ; pues aunque tal vez les falta h algu- ñas un granito de sal de prudencia, pero siem- pre aconsejan lo mejor. “Por eso decia un dis- éreto : El consejo de la muger es poco; pero vien no le toma es un loco. Digo tambien a las mugeres , “que si alguna hubiese encontrado con un marido que, aun- que no sea vicioso, mi falte á su casa y obli- gaciones, pero es de natural terrible , pronto a la cólera , y de no apacible condicion , -pon- ga especial cuidado en ser para con él blanda, sufrida, callada , particularmente quando le re- conoce ó viene h casa irritado, haciéndose car- go de que muchas veces los pobres maridos suelen tener por allá fuera fuertes lances y pro- vocaciones , y se reprimen-, por no perderse y í su familia , y así vienen á su casa á desaho- garse , con que la muger prudente entónces le ha de consolar y aliviar: por lo qual , muger, te digo que mas vale que tu marido venga a reñir á casa, aunque sea sin razon, que no que te le traigan muerto ó herido. Aliviale entón- ces , disimulando y callando , que él despues entrará en cuenta, y ya sosegado , conocerá que no tuvo razon , y te estimará' mas. Tam- bien es buen medio para vencerse , hacer cuen- ta que entónces habla un loco , de cuyas pa- labras no se hace caso. La ilustre matrona , y exemplo -de casadas , Santa Mónica , tenia un

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