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162 De la Confesion ro no es indecente, ántes es meritorio pigar- ta. Por esto ninguno debe ser privado de la Comunion por la paga de esta deuda, si por otra parte su devocion Je-excita á desearla. En la primitiva Iglesia los christianos comulgaban todos lós dias, aunque fuesén casados y ben- ditos de la generacion de sus hijos. He concluido este poquito de doctrina” pa- ra lós casados en órden al uso del matrimonio, Quiera Dios que yo haya satisfecho al gusto ó dictámen de todos, aunque esto es imposi- ble. Otras doctrinas se pudieran añadir, pero repito el documento tantas veces dado ; y es, que pregunten á los señores Confesores, “que no se puede, ni es bien expresarlas aquí. Y erea qualquiera que á todos cansa rubor y en- cogimiento el hablar ó escribir de tales mate- rias, pero es justo vencerse para cumplir con la obligacion y caridad con los próximos. San Agustia me da aliento con su doctrina admi- rable en semejante caso, Dice así: Confimdor ergo talía loqui, “et enarrare. Y considerando la censura á que se exponia , prorrumpe: 44u- dacter igitur damnabo , et predicabo , quia ea operari món erubescitis, Quiescite te everst agere ; et quiescam mula vestra moliri ei, seu Sodomie, quibús (proh dolor!) repletur min- dus , improperare (Serm. 4. ad Frat. in Erem.). Doy fin á este capítulo con decirles 4 los ca- sados (segun el consejo de San Pablo) una pu- labrita en órden á conservar entre sí una invio- Yable paz, union y caridad, pues en su mátri-

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