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=i4be — dan sin castigo, son respectivamente discipulus , quién de Vol- taire y Diderot , quién de Mirabeau, quién de Danton y mares, y quién de la comuneria de Paris. =” En suma, la Espana ha llegado 4 un descenso , cual no ha habido otro desde la derrofta de D. Rodrigo en el Guadalete, debiendo su ruina moral, religiosa y politica & haber adoptado la politica protestante , asi como debemos4 lo mismo la per- dida de las Américas, desaparicion de nuestras fabricas, el descenso de la agricultura, y 1a vasi total absorcion de ‘nues- tras riquezas por los extrangeros. ; Ah! si se levantase del sepiilcro D. Felipe V. y viese qué — clase de genlé vive en Espafia, ;qué diria? Por todas partes no se ven sino extranjeros que explotan nuestras minas y se Ile- van todo nuestro oro y todos nuestros sudores : ingleses en Ma- drid para hacer Doks ; ingleses en la calle de Segovia para ha- cer viaductos; ingleses en Almaden , llevandose el azogue; in- gleses en veinte minas sacando la plata; el oro, el plomo, el cobre , el hierro y el carbon mineral ; ingleses en Jerez explo- tando liquidos; ingleses en Irun y en Somorostro llevandose la vena ; ingleses y franceses en los ferro-carriles , ¥ por fin, los mismos foragidos de la comuneria de Paris, desechados por to- dos, instalados en Barcelona, en Aleoy, en Malaga y en San Lucar. Es decir, que por una parte la Espaia se ha vendido a la politica y 4 la influencia proltestante , y por otra, ha dado amparo al engendro mas abominable del protestantismo, a la Internacional, para que ésta concluya con esta tierra desventu- rada. Este cuadro traspasa el alma 'y hiende el corazon. Pasemos , pues, 4 otro mas consolador, cual es el de la con- sideracion de lo que es ta politica catélica, basada en princi- pios fijos y en la verdad , que viene de Dios. Nada tenemos que afadir 4 lo que hemos dicho sobre sus resultados , pues los he- mos referido ya; pero si diremos dos palabras sobre su estabi- lidad é inmovilidad , con relacion @ los que pretenden que la f