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<4 toda clase de contrabando para arruinar nuestras fabricas, y cien expendedores de libros anticatélicos, que tienen el cargo de irlos repartiendo por las ciudades y pueblos circunvecinos, para cor- romper la pureza de la fe de los fieles. De Gibraltar salen esos, llamados pastores , que recorren la Andalucia, y esa ciudad pue- de llamarse el depdsito central del veneno del protestantismo que ha corrompido la politica catélica, que fué la gloria de nuestros monarcas antiguos; Hemos dicho bastante sobre las desgracias que nos han acaecido, por haber adoptado nuestros gobiernos de los ultimos tiempos la politica protestante para la administracion interior de la nacion, y no queremos afiadir mas por no afligir los corazones. Ahi estan frente por frente las dos politicas , la catélica y la protestante, con sus efectos, y cualquiera puede juzgarlas. La Espajia del afio actual comparada con la de hace cien aiios, doscientos y trescientos, es el caos comparado con la luz mas irradiante. Véase cémo hemos progresado hacia el mal y cémo hemos descendido en la moral, en Ja industria y en las rique- zas. Hace sesenta aiios, se publiéaba una constitucion en la cual se invocaba el nombre de la Santisima Trinidad, aunque con malicia diabdlica se minaban los principios catélicos , y los ci- mientos de la institucion monarquica. Veinticuatro afios mas tar- de, se formaba otra que destruia todos los institutos religiosos , y tuleraba el degiiello de los sacerdotes. Pocos afios despues, se» hizo otra que autorizé la supresion de las fiestas, y que con gran disimulo iba agravando las cadenas que, desde muchos afios antes, iban atando las manos 4 los Obispos: despues ha venido otra,, que abrid las puertas & todos log Hamados cultos, desde el judaico hasta el mahometano, desde el budismo hasta el mormonismo, desde el que adora 4 Chiva hasta el que da culto 4 las culebras. Por fin ahora mismo esta viniendo otra, que tiene trazas de ser la negacion de Dios, del derecho natural y de la familia, segun lo exigen los demagogos y los petroleros,