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* ‘4 ‘ % disciplina de las costumbres, y ins dirige y gobierna en aie lo que pertenece.d la salvacion eterna : y por esto esas socieda-— des variaron sin cesar en sus.doctrinas, no cesando jamds en ellas esta movilidad ¢ instabilidad. Bastan las luces. de la ra- zon natural para conocer que, en asunto de doctrina , el cambio 6 la variacion es signo inequivoco de error: porque toda doc- trina en materia de religion es una verdad eterna, y Ja verdad esta revestida del alributo de inmutabilidad esencial a su autor; la verdad del Settor, dice el Profela, permanece para siem- pre‘. Ahora, pues , cualquiera entiende muy /acilmente,, con- tinta nuestro Padre Santo, y conoce clara y abiertamente que — esa mutabilidad continua en la doctrina es lo mds contrario 4 la Iglesia instituida por Cristo Senor nuestro, en la cual la verdad debe persistir siempre, sin estar sujeta d cambio algu- no, y siendo siempre estable, como un depdsito entregado 4 la misma Iglesia para ser custodiado en toda su integridad, para cuya custodia fué prometida 4 la misma Jglesia la pre- sencia del Espiritu Santo, ysu aucilio para siempre. Es entre tanto una verdad , como lo hemos demostrado en esta obra, que ejerce tanta influencia en la politica la doctrina que en materia de religion profese un gobierno, que sucle ser aquella lo que es esta: Gobiernos hay que se llaman aleos, y cuya politica puede llamarse tambien alea: ello es que, como afirma nuestro venerable Pontifice en el mismo documento, en que habla de Ja instabilidad del error, deesas discordancias en la doctrinay en las opiniones nacen tambien cismas socia- les, y que de ahi traen su origen las innumerables comuniones y sectas que cada dia se propagan mas, con gravisimo dao de la republica cristiana y civil. No necesitamos'mas para compendiar en pocas palabras lo que hemos dicho en esta obra.-O hay que decir que la sociedad SPs: CEVILY:2 Tomo u. 31

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