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ai ann RG seas alto y el altisimo en los Apdstoles y en los fieles de niente: y el alto en cuantos cristianos empezé a haber por todas las. re- giones del Asia y de la Grecia, entre los cuales San Pablo hacia sus colectas para los hermanos de Jerusalen, 4 cuya manuten- cion contribuian todos los demas. Muy digno es de llamar nues- tra:atencion lo que:ocurrié enténces en Jerusalen : porque pre- cisamente' el génerv de vida de los primeros’cristianos, y de cuantos los han imitado despuesy los imitan hoy dia, es la con- denacion flagrante del comunismo, que estan predicando los ma- los y que tantos males ha causado en estos dos ullimos aiios. Dice el historiador sagrado que entre la muchedumbre de los creyentes habia un corazon y un alma: que ninguno llamaba suyo lo que poseia; sino que eran todos los bienes comunes * que no habia quien fuese necesitado; y que los que lenian casas 6 campos, los vendian y traian su precio a los Apdéstoles*. Hé ahi la virtud:de la pobreza en grado altisimo , saree a la vir- tud de la caridad en grado herdico. Dos circunstancias muy prominentes se manifiestan en esta vida de los primeros cristianos de Jerusalen, las mismas que Casiano * afirma que son necesarias para que reine la paz y la felicidad en una congregacion de hombres , donde se haga vida comun. Es la primera, la elimin&cion-de todo deseo de riquezas y de cualquiera otra cosa terrena: y la segunda, una abnega- cion tan completa de la voluntad individual, que nadie la ten- ga propia, sino que Ja refunda en la del que preside, Ahi esta aquel bello ideal que se figuraba Platon al idear su Republi- ca *. Deseaba la comunidad absoluta, con el fin de que no hu- biese sino un corazon y una alma, y decia de ella, que aquella ciudad 6 republica, donde alguna ves algunos hombres 6 al- gunos hijos de los dioses viviesen en esa union de voluntades y de bienes, seria una reunion de bienaventurados, donde siem- ' Act. cap. IV. v.32. * V. 34. * Collat. 16: cap. VI; * Dialog. 5.

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