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— 472 — -- Jesucristo llamaba a todos los hombres a la vida santa, pro- poniendo los grados mayores 6 menores de perfeccion a que podia Hegar cada uno con su gracia. Hablé de la pobreza de ‘espiritu, y ensefid & todos que no pusiesen su corazon en-las cosas transilorias como lo hacian los gentiles ‘, y con eso insi- nud la alfa pobreza que habia de observar , quien quisiese ser verdadero cristiano. Este no debia tener jamas puesto su cora- zon en las riquezas; pues como dice San Pablo*, los buenos cristianos habian de ser indiferentes en cosas terrenas, y si compraban, se habian de considerar como si no poseyeran. Para ser un rico digno de reprobacion, no es necesario tener tesoros y basta desearlos desordenadamente. ¢ Qué pobre no se envanece, dice San Agustin’, en la esperanza del siglo? ¢ Quién no desea cada dia el aumento de lo que tiene? Esta es la pobreza cristiana, el no tener puesto su corazon en las riquezas, aun- que se tengan todos los tesoros, y sin esa virlud no es posible entrar en el reino de los cielos. Pero despues viene la pobre- za en grado mas alto, y es aquella virtud que nos induce a renunciar 4 lo que poseemosy a lo que pudiéramos poseer, dando lo que tenemos a los pobres, y viviendo en comun con © ros que imiten esa misma vida, no poseyendo nada en par- ticular, aunque se posea en comunidad, a.cuyo grado de po- breza sigue el de Ja altisima que nada posee, ni en comunidad, ni en particular. Hablando de estos grados de virtud, dice San Agustin que Pedro dejé con el deseo todo el mundo: y San Bernardo dice estas palabras * ; Dejé mucho el que dejo la volun- tad de tener: tanto dejaron los que siguieron a Cristo, cuanto pudieron desear tener los que nole siguieron. Apénas empezo la Iglesia de Cristo, empezaron a florecer estos tres grados de la virtud de la pobreza, pues se vid el mas * Mat. cap. VI. v.32. 2 4. Cor. cap. VIL. v. 30. * Im Psalm. 103. serm, 3. * Tract. in verba Reliquimus omnia,

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