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- — 469 — pecto de bienes: lo que aparece por sus palabras es un comunis- mo moral, pues desea tambien queel alma fuese comun a todos. Platon desea que este comunismo tenga por resultado la perfec- tisima igualdad en todos, la union completa de todos, la armo- nia cumplida en las ideas de todos , pues dice que el objeto de su teoria es que todos aprueben é reprueben las mismas cosas , y sus penas 6 placeres tengan el mismo objeto. Es decir que Platon finge la paradoja de la comunidad de mugeres , de hijos, de bie- nes y hasta de piés, de manos, de ojos y de oidos y de entendi- miento, para descender a una gran realidad, al bellisimo ideal de comunidad e sentimientos entre muchos , de tal manera que se formase una gran wnidad. Faltaban 4 Platon las luces de la revelacion, y en ciertas materias de moralidad , dun tenia algo nubladas las de la razon natural, como se comprueba por haber ensefiado la licitud de la mentira, y la del infanticidio. Pero, si decimos de él, que hablé de comunidad de mugeres en sentido paraddjico , tenemos que afirmar que hubo otros, que con toda seriedad ensefaron esa doctrina, obscenisima por cierto y contra Ja misma natura- leza, cuales fueron Didgenes, Zenon y Crisipo. A este tristisi- mo estado y aun a otro peor, que describe el Apdstol ‘, llegaron los filésofos gentiles. Mas Jesucristo, al restablecer el matrimo- nio en su estado primitivo, condena esas doctrinas de los fildso- fos gentiles, y anatematiza de antemano 4 los hereges, quienes en sus conventiculos y asambleas nocturnas y diurnas profesa- rian esa doctrina en la practica, como en efecto se vid entra los gndsticos y los maniqueos. Y decimos sobre este particular Jo que ya hemos dicho sobre el derecho de propiedad: el sextd y el nono mandamiento del Decalogo son una condenacion di- recta del comunismo de mugeres: y para quilar todo efugio a los hombres perversos , para que no dijesen que el nono man- ‘ Rom. cap. I. y. 27.