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— sino que lo aconsejé, que se desprendiese de sus bienes¥ los diese a los menesterosos, y que asi tendria un tesoro en los cielos ‘: tampoco mandé & nadie en su Evangelio que viviese en comun'¢on otros, no teniendo por propio ni aun el bocado de pan que! debia comer’, ni el vestido que lo cubria ; pero los Apéstoles vivieron con él de ese modo por espacio dle tres aiios;" y ellosy el pueblo oyeron de sus labios que no tuviesen jamas cuidados sobre el comer y él vestirse, por cuanto su Padre celestial sabia que necesilaban todo eso; y que buscasen en todo el reino de Dios y su justicia, pues todo lo demas ‘se ‘les daria por afiadidura *.Jesucristo por lo tanto instituyé en su propia familia, que wale Apostolado, la vida mas santa y perfecta que se habia de observar en su Iglesia, cuya esencia consiste en tres'cosas: primera, la pobreza, no poseyendo nada el individuo en particulary dando 16 que tiéne antes ‘de em- prender ¢se género de vida, bien a los pobres 6 bien al mismo cuerpo moral al cual ha ‘de pertenecer; segunda, en la nega- cion total y omnimoda 4 su propia voluntad, refundiéndola toda entera en lade quien lo guie y gobierne ; y tercera, en la re- nuncia total atodo lo que sea een . hijos', pues ha de vivir en castidad perfecta. ~ Este faé el tenor de vida a a Ajptoles con Jesucristo. Préguntamos , pues, ahora’: ; puede*esto llamarse comunismo? {Podra atreverse alguno en*estos tiempos, en que esa palabra s¢ entiende en un sentidd tan absurdo, & decir que Jesuétisto favorece en algo al comunismo? Por el contexto de4o que diré- mos se vera, que Jesucristo es quien en sus palabras afirma y confirma el derecho de propiedad, y condena el comunismo, cuyas doctritias tienen hoy dia trastornadosa los pueblos. Pero dirémos antes algo sobre los’ primeros origenes de la vida co- mun, y sobre el derecho de propiedad en general y en par- ticular. ; : ‘Mat. cap. XIX; Vv. 24v » Mat. cap. VI. v. 34. 33. Tomo U. 30 i, eae a (sige 5% 5 ars Sie aT EE