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— sofia, cuidado y economia. El padre se enoja con el hijo , pero cutda de él. Se enoja temerariamente, quien lo hace por ven— garse; pero el que lo hace para corregir, es el mds manso de los hombres. Aun el mismo Dios se enoja, no vengandose , sino corrigiéndonos & nosotros. Imitémosle, pues: el hacerlo asi es divino, el hacerlo de otro modo, es humano: segun Job‘, la ira mata al hombre necio. En suma, el magisterio digno y laudable ha de tener las cualidades de la suavidad y de la severidad, y de la salubridad de la doctrina ; y asentada esta proposicion, preguntamos: ; Qué ha hecho el liberalismo de este magisterio? Precisamente se ha empezado a formar un pueblo propenso a libertad, a inde- pendencia y a vila libre, por haber abolido el rigor saludable que desde los primeros aiios contiene al nifio y al mancebo en el circulo de su deber. El liberalismo empezé por formar magnifi- cos panegiricos sobre la dignidad del hombre, sin quererse. acordar de que este hombre viene al mundo con una naluraleza viciada por el pecado. Compréndese bien que, si naciésemos todos ensefiados desde el vientre materno, los que nos saluda- sen al respirar el aire de este mundo, lo hiciesen honrandonos con estas palabras: sed bien venido, nobilisimo senor de la lier- ray-delos animales. Pero, puesto que sabemos que todo hombre nace en eslado de estupidez, de la cual va saliendo por grados; puesto que sabemos tambien, que todo hombre necesila de un magisterio continuo para poderse valer entre sus semejantes, que por mucho que aprendamos, al fin vemos que sabemos poco, y en comparacion de lo que nos resla que aprender , nada: y que el hombre viene al muado con una herida en el entendimiento, que es la ignorancia, y olra en la voluntad, que es la propension al mal: puesto que sabemos que solo con la correccion cuoti- diana se va entrando poco a poco por las sendas de Ja rectitud, | Gap. ¥i-v. 2