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ayy” yee fuese ocasion de licencia, para los que habian de ser ensefia- dos. Esa lenidad tenia que ser Ja compaiiera del magisterio, pero no la seflora, pues habia de estar junto con el rigor de la disciplina; esa lenidad habia de ser el aceile, que mezclado con el vino, hiciese en el animo de los discipulos lo que hace en los cuerpos de los heridos; el aceite solo, relaja las heridas; el vino solo, las astringe ; los dos liquidos juntos, forman ua balsa- mo que cura. ¥ asi se condujo Jesucristo en su magisterio. , No llamé veinte veces a los fariseos, hipdcrilas, engaiadoresy perversos? {No formé por dos veces un Jaligo con varios corde- les y arrojé del templo a cuantos lo profanaban ‘? ,No dijo a Pedro una vez con santa indignacion, Qutlate de aqui, Satands, porque pretendia impedir su pasion *? ,No llamé necios 4 sus discipulos porque no creian alo que habian escrito los profetas sobre el !lijo del hombre *? ;No eché er rostro a sus Apéstoles su dureza de corazon y su incredulidad, pocos momentos an- les de separarse de ellos ‘? Y al referir esto, justo es decir que entre los Apdstoles habia gpien tenia sesenta aos muy cum- plidos. 1 Una mansedumbre que no -impida la severidad y la correc- cion, una severidad que no se sobreponga a los sentimientos de compasion, he ahi lo que Jesucristo establece al formar el magisterio que iba 4 ilustrar al hombre, y civilizar al mundo. San Juan Criséstomo explica admirablemeate la naluraleza y las propiedades que debe tener el magisterio en las siguientes pa- labras, en las cuales comentaba las del salmo cuarto, que dice: Enojaos y no pequeis. Dice asi: Es licito enojarse justamente, pues Pablo se enardecié contra Elimas *, y Pedro contra Sa- fira °. Pero yo no diré absolutamente que esto es ira; sino filo-~ * Joan. cap-Il. vy. 45.—Mat. cap. XXI. v. 12. ? Math. cap. XVI. v. 23. * Luc. cap. XXIV, vy, 25. * Marc. cap. XVL. vy. 14. * Act. cap. XIIL V8,” © Td. cap. V. ¥. 2:

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