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= 3— to. dice que no cabe en un corazon de padre ‘; y esto mismo es lo que la razon natural, de acuerdo con Ja religion , supone que no cabe en un maestro para con sus discipulos. Un preceptor que enseha malas doctrinas & sus discipulos, es un parricida de almas, es un Saturno devorador de sus hijos, es un dragon destructor de su propia especie, es un ser demoniaco que aborrece al linage humano, y por lo mismo, procura hacerlo discipulo de la mentira, y compaiero en Ja culpa, para ave lo sea en los suplicios eternos. He aqui el gran beneficio que hizo Jeaucrtatt a la humani- dad; él arrancé con su propia mano la careta a los maestros hipécritas , que decian una cosa y hacian la contraria; é! les dijo en su propia cara, que eran un engendro de viboras , rf no podian decir cosa buena, cuando eran ellos tan malos*, \ que no podian tener fe, cuando no hacian sino buscar su peti gloria por medio de adulaciones viles *; él, por fin, les ame-: nazé con un anatema eterno, porque andaban afanados recor- riendo mar y tierra para lograr tener un discipulo; y despues lo hacian peor que ellos, y Jo conducian, por sus malas doctri- nasal infierno *. Pero al condenar al exterminio 4 esos maes- tros allivos, perniciosos, sin corazon, sin sentimientos y sin _ Yirtudes de ninguna especie, Jesucristo, instituia un magisterio, “en el cual entrase lo primero de todo, y como el constilulivo principal, eb -confirmar la doctrina con el ejemplo , y despues, el ensefarla con mansedumbre; pues por eso dijo 4 sus Apés- loles que — de él, ~~ era manso y humilde de co- razon * Pero es necesario tener presente, que Jesucristo no intento que la mansedumbre del maestro degenerase en laxitud, y que sot» Mat. cap. VII. v. 9. * Joan, cap. V. v. 43. 2 Mat. cap: XI. ve 34. 4 Mat. cap. XXII v. 15. : Mal. cap. XI. v. 28.