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Ale Consecuencia de esto es, que el verdadero magislerio ha de estar acompafiado de estas dos cualidades inherentes a la pa- ternidad y 4 la maternidad. Ensefiar con paciencia y dulzura como una madre, con gravedad y mesura como un padre, y con severidad 4 su tiempo atemperada con la compasion , es lo que hace que se formen entre el maestro y sus discipulos esas re- laciones cordiales @ intimas que todos los hombres experimen- tamos, sucediendo con ellas una cosa parecida 4 lo que acon- tece con las relaciones de afeclo, que se forman entre el hijo y sul padre; miéntras el nifo 6 el joven eslan bajo la férula del maestro, el temor de la correccion y del castigo prevalecen so— bre los afectos del corazon, y puede decirse que enténces esta el hombre envuelto en los paiales de la ensefianza ; pero cuan- do el joven empieza 4 examinar con, mirada segura los objetos que le rodean,.y comprende que debe a su preceptor la perfec- cion de su vida intelectual , empieza su corazon 4 amar entra- fiablemente 4 quien miraba antes con temor , porque éste se veia precisado a dirigirle miradas graves, y palabras severas, y aun 4 tomar alguna vez en su manola vara de la correccion. Céle- bre es el juramento de Hipdcrates sobre el afecto de etind a su maestro *. . Puesto que el preceptor debe ser como un padre y una ma- dre para sus discipules, tiene que fijar mucho su atencion en la clase de doctrina que ha de ensefiar. Es como un padre; { po- dra decidirse 4 dar piedras 4 sus hijos en Ja ciencia-en vez de pan, yescorpiones en vez de un huevo? Esto es lo que Jesucris= ‘Este juramento decia asi: « Pongo por testigos & todos los dioses, que hé ser para con mi maestro, que me ha ensejiado este arte, lo mismo que soy para.con mi padre que me engendré: que he de co- municar con él mi vida: que, segun me sea posible, le he de sumi- nistrar cuanto entendiere que le es necesario para vivir, y que he de mirar & sus hijos como hermanos mios.»-— Vid. Cornel. @ Lap. in Ee- clesiastic. cap. LI. v. 23.