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or 2. Il. El magisterio segun el Evangelio. Tristisimo es el contraste que existe entre el magisterio mo~ derno y el de las edades pasadas. En su verdadera nocion, el magisterio es un suplemento dado 4 los oficios de la paternidad, pues todo maestro es como un padre de su discipulo, que wa puliendo su entendimientoy formando su corazon, dandole, por decirlo asi, el ser intelectual. En el seno de la familia, bien se puede decir que el padre y la madre ejercen el magis- terio de una manera diferente; pues aquel parece que esta des- tinado & imprimir en sus hijos las nociones necesarias para que conozcan el fin de su existencia, sus deberes para con Dios y para con sus semejantes, y ésla, 4 ir dirigiendo los afectos del alma, para que con suave atractivo se inclinen 4 lo bueno y practiquen la virtud. A no duadarlo, la naturaleza ha dado é cada uno de estos dos maestros las dotes necesarias para llenar su objeto , y com- pletar, por la cooperacion de los dos, lo que seria dificil que al- canzase uno solo. No parece propio de la madre el rigor hacia los hijos , que tan necesarioes para inspirarles un temor reverencial, ni tampocosienta a su sexo la severidad innata en el varon; ni tampoco su entendimiento abarca todos aquellos conocimientos necesarios a la ilustracion intelectual de sus hijos. Pero es pro- pia de ella la dulzura y suavidad, que el amor entrafiable que tiene 4 sus hijos eagendra en su alma; porque el haber lleva- do al hijo en su seno, el haberlo amamantado, el haberlo se- llado en la infancia con mil y mil désculos, hace que el corazon de Ja madre sea siempre lierno, amoroso y compasivo para con su hijo, y no la permita echar mano de la vara para corregir- lo, cuando ha faltado. ~‘

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