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on Bon cémo acarrea las semiilas 4 sus trojes invernales, como las saca al sol cuando se han humedecido, y cémo corta al grano su punta germinadora, para que no fermente dentro de la tierra y obstruya con su hinchazon sus reduclos subterraneos? Todos los objetos tienen su lenguaje elocuente para instruccion del hom- bre; y por eso Job invitaba 4 sus amigos a ese estudio, y les decia: Preguntad & los jumentos, y os ensefardn; 4 las aves del cielo, y os instruirdn; hablad 4 la tierra, y os conteslara; delos peces del mar, y ellos contaran '. Y esta es la educacion que la Iglesia catélica ha aprendido de su divino Fundador, aquella que tiene por objeto enseiiar al hombre, desde sus primeros afios, a conocer 4 Dios, amarle y servirle en la vida presente; 4 buscar 4 Dios en todas las cosas, y descubrir sus atributos en el conjunto admirable de los séres que componen el universo, y en cada uno de ellos, sea anima- do, sea inanimado, Esa educacion produjo a los grandes fildso- fos San Justino, Minucio Felix, Atanagoras , Clemente de Ale- jandria, San Agustin , San Gregorio de Nacianzo, Boecio, y esa pléyade de sabios , que ha contado hace poco tiempo en su nu- mero al eminente Balmes, y 4 Taparelli, y 4 Raulica, y hoy cuenta todavia 4 algunos, cuyos nombres ‘ilustres en filosofia, pronunciaran con orgullo nuestros sucesores en nuestra misma . patria. Nosotros los callamos, siguiendo el precepto del Sabio, que dice: No alabes al hombre antes de su muerte *. Réstanos entrar en el terreno de la confrontacion de la edu- cacion, sefialada por la ley natural y divina, y por la palabra de Cristo y sus Apdstoles, con la que ha introducido en estos tiempos el liberalismo, para que se vea por este género de educacion , & qué categoria pertenece esa nueva secta, que quiere abarcar en su mano dos extremos que jamas pueden unirse, cuales son, la verdad y la mentira. Pero reservamos esta tarea para el siguiente punto. ‘Job. cap. XIl. vy. 7. 8. *. Eeceli. cap. XI. vy. 30.