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— 449 — Cuando el anciano Tobias educaba a su hijo, le decia estas pa- labras: No temas, hijo mio, porque, ciertamente, llevamos una vida pobre; pero tendrémos muchos bienes, si temiéremos 4 Dios, y nos apartaramos del mal é hiciéremos bien*: pero Jesucristo dijo palabras mas elevadas, mas universales y mas ar- robadoras del alma y del corazon, Jas cuales evan el consuelo y tambien la alegria al padre de familia, 4 la esposay a los hijos. Jamas se habian oido cosas tan suaves: Bienaventurados los pobres de espiritu, porque de ellos es el reino de los cig- los: bienaventurados los que lloran, porque ellos serén con- solados : bienaventurados los hombres de corazon limpio, por- que ellos verdn d Dios*. Esta descrita la educacion que Jesucristo dispuso que los padres diesen a sus hijos, y esta es la misma que ineuleayel Apéstol *: una educacion, en fa ctial se les instruya primera- mente enel conocimiento de Dios, de la religion y de si mismo, usando de una severidad atemperada de suavidad, y adminis- trada con prudencia, la cual sea, como dice el mismo Apdstol, en la disciplina y correccion del Sefior, no provocando a ira a los hijos por darles correcciones sin prudencia y caridad. Y esta educacion, léjos de ser contraria 4 la ilustracion en los ramos de ciencias naturales, armoniza con ellas, y contribuye a que el hombre las recorra con paso firme, y descubra en todas la om- nipotencia y sabiduria de Dios. Pues j{qué! jhay un objeto en la série de las criaturas , que, bien estudiado, no nos Neve al conocimiento de“Dios? La abeja, que es tan pequeia ntre los volatiles, {no encierra en sus operaciones para el gobierno in- terior de’su arsenal de miel, y para la formacion de esta, las lecciones mas elocuentes? La hormiga , que apénas se divisa por su péquefiez, {no causa asombro.al naturalista, al observar ' Tob. cap. IV. vy. 23. 1 “Mat. tap. Viv. 3. 3.8. : "2 Eph. cap. VI. v. 4. Tomo n. 29
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