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— 423— tuvieron varias mugeres; pero séanos permitido notar que, si Dios dispensé con ellos en este particular’, no les quiso eximir de las consecuencias. {Qué disgustos no hubo en casa de Abra- han por causa de Agar y de su hijo Ismael, y de la cohabitacion de éste con Isaac, hijo de Sara ‘? ;Cuantas lagrimas no causaron 4 Jacob las éenvidias de sus hijos tenidos de cuatro mugeres? { Quién no se compadece de David , al ver que un hijo asesina a otro *: que el asesino se levanta en rebelion y se proclama rey *, y tiene la osadia de entrar en el palacio de su padre, donde ultra- ja publicamente a sus concubinas ‘? Otras desgracias domésticas tuvo que sufrir este santo Rey; pues, hasta para declarar here- dero de su trono al hijo de Betsabée, Salomon, tuvo que com- batir contra las intrigas y las tentativas, y el levantamiento y proclamacion tumultuosa de Adonias, hijo de Aggith *. Echase de ver, por tanto, que la inslifucion divina del ma- trimonio de un varon con wna sola muger, encerraba él gérmen de la paz y la dicha doméstica, y presentaba todos los medios necesarios 4 la educacion de los hijos, y que era el medio tam- bien para que los hijos estuviesen unidos entre si con vinculo santo, y unidos tambien al padre y 4 la madre que les habian dado el ser. Es casi imposible que no haya envidias, recelosy odio mituo, entre dos mugeres que tienen 4 un mismo hombre por marido, como nos lo demuestran las dos que tenia Elcana °. Y, jqué! ;no vemos algo parecido 4 esto entre los hijos de un mismo padre, tenidos de dos mugeres , no obstante que la pri- mera no puede ser lestigo de los carifos pape, a la se- gunda? Jesucristo, que como Dios, habia instituido el matrimonio, determinéd devolverle toda su santidad y reponerlo en toda su * Gén. cap. XV ve3. —Cap. XXL. v.40. * 2. Reg. cap. XML. v.29. 3 Id. cap. XV. v 43. ae eee ane 5 3. Reg. cap. I. v. 44, * 4. Reg. cap. I. v. 5.
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