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— 425— las interpretaciones nocivas, introducidas por falsos doctores y sabios corrompidos. El, como dice San Agustin, es quien dié nueva perfeccion a esa ley, no solo mandando su ob- servancia, sino dando gracia para que cumplamos con sus. mandatos. El es, quien pudo decir allamente que no habia venidoa quebrantar la ley, sino 4 cumplir con ella ‘; por- que, como dice Santo Tomas *, no solo observé los preceptos ceremoniales que eran la figura del mismo Cristo, sujetandose a cosas a que no estaba obligado, sino que observ infinita- mente mejor que nadie los morales, ensefiandolos mas explici- tamente y-con mayor perfeceion, y dandoles una sancion nue- va con haber. sustituido los premios y penas temporales con las coronas y suplicios eternos, y ademas, afiadiendo a los pre- ceplos los consejos evangélicos, para que la observancia de aquellos fuese mas perfecta. we eR a El cimiento de la familia, el principio propagador y con- servador de ella, es el matrimonio; pero e] matrimonio consi- derado en el modo y en la forma en que lo instituy6é Dios en el principio , segun nos lo refiere !a historia sagrada. Aquella sen- tencia que pronuncié Adan, cuando Dios le presenté a Eva recien formada, y él la reconocid como carne de su carne y hueso de sus huesos, no era propiamente palabra de Adan, sino de Dios que se la inspiraba, para que él la pronunciase y la publicase como una ley, como la ley ordenadora de otras palabras nota- bilisimas, que debian brotar muy pronto de los labios del mis- mo Dios. Aquel precepto de crecer, y multiplicarse, y llenar la tierra, que Dios impuso a toda la especie humana, no a cada individuo: 6, mejor dicho, aquella bendicion que did al hom- bre, como dice San Agustin *, para que se mulliplicase por medio de la generacion, estaba en relacion directa con las pri- meras palabras que Adan pronuncié al ver 4 su esposa. Dejard ' Mat. cap. V. v. 17. * 4.2. ques. 107, art. 2. * Lib. 24 de civit. Dei. cap. XXII,