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— 410— gen del oro de la caridad.Y estos precisamente lo que Dios. tenia anuaciado por estas palabras de Isaias: Yo traeré, dice, a los ciegos al camino que no conocian , y haré que marchen. por sendas queno pi aban: volveré luz las tinieblas, y lo tor- cido derecho. He de hacer estas cosas y no los dejaré*. He ahi por tanto descubierta la ordenacion admirable de la vida exterior, que-se habia de desenvolver emla Iglesia, ora en. las virtudes de todo género, oraen los dones-y carismas espe~ ciales que adornarian a los que Dios llamase 4 mayor perfeceion, correspondiendo ellos a la gracia, ora por fin en los, singulares que diese a cada uno, segun el destino que tuviese en-el reino, de Cristo, y segun el estado que abrazase. Una igualdad mas perfecta , una desigualdad ménos ofensiva, wna distribucion de dones mas equilativa , y una recompensa mas justa., no puede darse. Hay unidad é igualdad en venir,todas las gracias de una misma fuente, y esta fuente es Dios: hay unidad é igualdad eh el objeto 4 quese ha de caminar, qué es 4 conocer, amar, adorar y servir 4 un mismo Sefior, que es el mismo Dios / hay unidad en la misma desigualdad; porque, si bien’, por disposicion de Dios mismo, unos miembros-son nobilisimos por haber sido Ila- mados a administrar las cosas santas, y otros no, todo tiene un mismo objeto que es la santificacion de t dos, unos dispensan- do los medios de esa santificacion, y otros recibiendo por su mi- nisterio la graeia que solo puede venir de Dios. Hay, por wlti- mo, la unidad de fin, que es-el llegar 4 la meta en elreino de los triunfos y coronas, donde cada cual recibira la suya ; laque él mismo gand, sin*que nadie la pretenda, ni la envidie;: ni lenga pesar por quesea mayor que la suya. En este reino de. Cristo reina la verdadera libertad, que consiste en: que cada uno use del derecho que tiene a elegir el bien y seguirlo; en que cada cual coopere 4 Ja gracia divina con su propio querer, ~! Tsa. cap. XLIL vy, 416). .

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