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— 308— pio, y tambien Jo tiene su amor al Sér divino: para que este amor llegue al grado de intensidad que ha de tener para mere~ cer la corona, que consiste n abrazarse para siempre con, ‘su ob- jeto amado, y en verlo y comprenderlo, cuanto es posible a la criatura, es preciso que vaya adquiriendo nuevos grados, pero de tal manera, que el ultimo diste mucho del primero en extension y en intensidad; el primero podia ser como uno, mas e| ulti- mo como doce, consistiendo esto, como dice San Bernardo ‘, en que el alma esté tan puesta en Dios, que se mueva y haga todas las cosas, llevada por ies de la mano, y ee sus.insi- nuaciones. t cet La consecuencia Maierque se eubiee de lo dicho; es eed lw religion ,tomada en concreto, es decir, en cuanto por medio de la fe aa sus misterios eleva el alma a Dios, y por la gracia la une 4 El, es una sociedad inefable de Dios con el alma: y es tan perfecta, tan intima esta sociedad, que al hablar Dios de ella, la lama desposorio suyo con el alma *. En prueba de esto, y para que se vea con una claridad de mediodia, de qué modo va subiendo por parte del alma fiel el conocimiento y el amor de Dios, y como Este va levantando pocoa poco el ‘velo que cubre su gloria y magestad , y manifestando su amistad, 4 quien cumple con lo que le impone el favor inefable de haber sido elevado por El a su conocimiento y a su amor, véase lo que hizo Dios con Abrahan. Llamdlo, diciéndole que se saliese de su casa y familia, cuando contaba setenta y cinco afios de edad °: habian trascurrido veinte y cinco afios, en cuyo periodo habia Dios manifestado a este Patriarca su predileccion, una vez di- ciéndole que El era su protector *, y otra, asegurandole que se- rian bendecidas en él todas las naciones de la tierra’*, Pero lleg6 un momento, en el cual Dios se descubrié de tal manera ' Serm. de B. V. Maria. 2 Gén. cap. XI v. 4.4. * Ose. cap. U, ¥. 49. 4 Gén. cap. XV. ¥. 4, 2 * Cap. XXII. v. 48,