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’ -— vida reconoce dos, los cua!es son la accion permanente de la gracia, y la cooperacion del alma que la recibe, la cual no pu- diera tener lugar, si su naturaleza no estuviese adornada de las facullades intelectuales, que la elevan a Dios, y la po~ nen en comunicacion con El. He aqui, pues, como la vida del alma regenerada depende siempre de Jesucristo; he aqui como esta vida se desenvuelve y se robustece , ora porque recibe ali- mento de Jesucristo, ora porque sus potencias intelectuales sou aptas para recibir esa gracia y corresponder a ella. El alma, por lo mismo, debera su salvacion exclusivamente a Jesucristo, que la regenerd, y a ella misma que correspondié. Nadie mas liene parte en esa grande obra. Naturalmente se nos viene 4 la mente la misma idea sobre la Iglesia catélica: ella ha sido engendrada por Cristo: El es quien la ha dado la vida, y el gérmen para conservar esa misma vida, para nobustecerla y exlenderla; y esta Iglesia perfectisima en su constitucion, en sus leyes, en su organizacion, ha creci- do, se ha agrandado, se ha robustecido, y ha llegado a ocupar todo el orbe, no debiendo esta perfeccion sino 4 Cristo comoa su principio, a su generante, a quien la educd:y la enseid, y a su correspondencia a las gracias que la da, pues es ella aquella ciudad de Dios, regada siempre por un rio caudaloso de favores celestiales que la llenan de paz y de alegria ‘.. Nos basta lo dicho para demostrar que , considerada la Igle- sia en su vida interna nada mas, y en la igualdad de cuantos componen esta santa sociedad para entrar en ella por medio dé Ja regeneracion , y para vivir en ella con el fin de santificarse; y para ir por fin a recibir la corona de la gloria, es unavsocie- dad perfeclisima , independiente de todos lus hombres y de to- da potestad terrena, no solo para empezar a exislir; sino para desenvolverse, para crecer y para permanecer, Olra conside- £ “Ps REVIV.S,
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