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fe y la gracia, siendo participantes no ia ed A ver= dad, del resplandor y de la gloria de Dios. Y esto es To que -afirma San Pedro , que és tener consorcio y participacion con la ‘naturaleza divina ‘: y hablando del principio de esta dicha, dice, que nos lo ha dado Dios Padre por medio de Jesucristo, cumpliendo las promesas que tenia’ hechas, poniendo por prin- cipio de los bienes de que gozamos en la Iglesia, miéntras vivi- mos en la tierra, y de los que gozarémos en el cielo, la regenera- cion, como lo dicen terminantemente’ estas palabras: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Senor Jesucristo , que segun su grande misericordia nos ha reengendrado para esperanza de vida, por la resurreccion de Jesucristo de entre los muer- tos *. w No puede darse sociedad mas perfecta que la de la Iglesia catélica en la cual con una igualdad, tambien perfectisima, todos los individuos son llamados a recibir el mismo bien de la vida; & trabajar con’el mismo objeto, "y 4 llegar al mismo fin. Dividase la vida decada uno de los que forman parte en esta santa sociedad en los tres instantes que la constituyen, que son el nacer, el vivir mas 6 ménos tiempo, y el morir; y en todos ellos encontramos que existe una perfectisima igualdad para to- dos en el nacer, en el vivir y en la consumacion ; ser todos re- generados en Cristo , vivir todos trabajando para cooperar a la gracia de Cristo, y pasar de la vida presente 4 la venidera para gozar de Cristo, es lo que constiluye la vida del cristiano. Los tesoros que posee esta Sociedad para enriquecer & quien entra en ella, sonde un valor infinito, y nadie esta excluido de te- ner parte en ellos: son estos los méritos infinitos de Jesucristo, saliendo de este tesoro todas las gracias con que los hombres son santificados , todas aquellas con que trabajan cooperando a su salvacion , todas aquellas con que se santifican; y aquella, 24 9? cap. Lv. 4. * 4." cap. I. v. 3. Tomo u. -_
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