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—34 — ioles, que shidllaiauonteden las naciones como astros lumino-— sos. La Italia tendria, como en efecto tuvo, sus Ambrosios y Crisdlogos , el Albion sus Bedas, las Galias sus Hilarios y sus Bernardos , la Espafia sus Isidoros ¢ ddefonsos, el Africa sus Agustinos y Ciprianos, la Grecia sus Criséstomos y Naziance- nos , el Ponto sus Basilios y la Dalmacia sus Gerénimos; pero todos ellos ensefiaban que el magisterio universal no.cra propio de sus personas, ni de sus catedras, y que sus Jecciones y sen- lencias no conslituian regla de fe, miéntras el maestro univer- sal de la Iglesia no las diese saucion solemne. No faltaron jamas, es verdad, algunos hombres rebeldesa esta regla de fe, que le- vantaron ltar co tra altar enla Iglesia; pero, véase como San Cipriano describe en.el siglo tercero la causa de todo.eso: « En »realidad, dice, las heregias y los cismas no han tenido, otras »causas , sinoel no. haberse querido obedecer.al -sacerdote de »Dios , y/ el no quererse pensar, que hay en latglesia un juez »unico , que por el tiempo presente hace las veces de Cristo.*.» _ Lo mismo que. ensefiaba entonces San Gipriano, repiten hoy todos. los obispos. del orbe,.y dicen lo mismo, ensefiados por el mismo Espiritu y ademas por una experiencia de diez.y seis'siglos, Actualmente vivimos,en un siglo, al.cual, en- tre olros muchos apelalivos, Je cuadra admirablemente el de ‘siglo de la rebelton; en-el eual, hasta se ha llamado a Ja, re- vyolucion, gobierno, lo que solo podria comprenderse que lo dijeran-los habilantes.e un orate. Tres afios largos ha, que los pastores y doctores de todas las Iglesias, como ya lo hemos dicho, estaban rennidos, tratando de las. excelencias y prero- galivas del magisterio universal que reside en los sucesores de Pedro: y el siglo de la rebelion los insultaba por medio de.sus diarios trompeteros, llamandolos ignorantes, -groseros, poco insiruidos en la ciencia, poco yersados en la historia, opreso- res por la fuerza,moral, de otros a,quienes el siglo mismo de la ‘ Epist. 55.