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—268.— to al Principe de los Apdstoles y a sus sucesores , cuando extati- eo al pensar en el cargo que Cristo le did , de apacentar todo su rebaiio, exclamaba'y:decia: «; Ob poder admirable! | Oh gracia »inefable det Salvador! ;Quién creeria facilmente que un pes- »cador plebeyo seria el principe, y que domaria a los reyes »y los santificaria , mandaria a sa im reinos, y epee al »mundo con sus leyes ‘?2 gs Byedgo - Danse a conocer phileclisisiaocats por. Kdne heeies di- cho las dos leyes, que podemos llamar fundamentales , en las cuales esta estribado el edificio de la Iglesia en érden a su go- bierno: unade estas leyes declara el derecho, y la otra impo- ne el deber, teniendo cada una de ellas su sancion respectiva. Aquella es para la cabeza, ésta para los miembros , sean éstos lo que fueren , supremos , mediosé infimos , nobilisimos, nobles y ménos nobles. La primera confiere 4 un hombre derecho de magisterio, de direccion y de' gobierno universal, cuya sancion dice asi: Y todo lo que ligares sobre la tierra, ligado serd en los cielos : y todo lo que desatares sobre la tierra , desatado sera tambien en los eielos*. He ahi la ley de autoridad y juris- diccion , la ley de representacion de Dios en un hombre, la ley que da al que es cabeza de la Iglesia, poder bastante para en- sefiar 4 cuantos estan en esa Iglesia, y para arrojar de su seno — 4 quien no oyere sus amonestaciones : pues para estos rebeldes el legislador publicé otra sancion , por la cualse manda que el que no oye 4 la Iglesia, sea tenido por uni gentil'y publicano *. Pero hay ademas la ley que explica la obligacion; la ley que manda que para aprender la ley de Dios, no se ha de buscar que éste haga obras portentosas, sino que se ha de oir 4 Moi- sés y 4 los Profetas *: la ley que prescribe a los Apdéstoles que ensefien & todas las gentes lo mismo que han oido de su Maestro; 2 Serm. de SS. Ap. Pet. et Pau. * Mat. cap. XVIII. v. 17. 2 Mat. cap. XVI. v.49, * Lue. cap. ‘XVI. v.29.

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