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wnt la pol{tica. Como lo hemos dicho, el rey Amadeo. repitid, delante de ambas cdmaras lo que quisieron que dijera unos, ministros, que, lo ménos que tenian en su’ mente, era el entablar relaciones amistosas y sinceras.con el Vicario de Cristo, 4 quien veinte veces habian ultrajado con notas di- plomaticas que le habian pasado, y cuyos concordatos es- taban hollando y despedazando. Pero, era necesario decir algo-para ir engafiando al pueblo catdélico y sosteniendo en el. trono de nuestros reyes 4 un — 5 ihe todo lo ef nia ménos el ser rey. De aqui , pues, tomaron orbteitid los. nin: para ise mar contra la politica que han observado nuestros glorio- sos monarcas de los tiempos pasados, politica que casi siempre estuvo concorde con los preceptos de la. religion catélica,’ y no discreps , ‘sino en algun caso, pero jamas habitualmente, de lo que los’ Sumos: Pontffices enseiaron siempre en materia de fe, de justicia,) ide doctrina y. de de- recho. Desvergonzdronse tomabion: en este particular en el escrito que dirigian al pweblo Sage como. - Seppearan i siguientes diatribas. ~~ 9» ebro Str _ «Comprendemos ‘muy bien, ine una- voramiiuepepioe mantener relaciones con un poder-cuya influencia: sea 4 to4 das luces: bienhechora: pero Roma qué ha hecho: en Es- pafia desde el advenimiento al trono de los Reyes Catdli+ cos? A esta pregunta respondera siempre la historia im- parcial, que la Iglesia romana’ se ha impuesto- entre nos- otros, como ‘en todas partes,:la triste mision de negar todas las libertades ; de extinguir todas las luces side pro- testat contra:todo progreso y de quebrantar ‘las ‘fuerzas vitales de este pueblo, disminuyendo, sir riqueza , matando swindustria y diezmando su poblacion. Bajo su mano férrea hanequedado aplastadas la concienciay la razon, los gran- des caractéres se han debilitado, y el nivel de la moralidad ha descendido de una manera vergonzosa. © ‘>, Quién arrojé de Espaiia 4 los judifos, vecdadaas co- merciantes; yal mismo tiempo, hombres de ciencia de este