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INTRODUCCION A LA OBRA. La civilizacion del linage humano presenta tantas fases, cuantas son las circunstancias en que se ha encontrado, y puede decirse que ha sido tan variada como la superficie de un globo lleno de valles, de prominencias y hondonadas, que no gira sobre sus ejes, sin ensefiar una nueva varia- cion 4 cada instante. Cincuenta y nueve siglos ha, que est4 rodando esta mole imponente de la civilizacion, sien- do su eje la mano de la Providencia y su fuerza motriz el mismo hdlito del Todopoderoso , quien, segun la admira- ble expresion del profeta Isafas ‘ contiene el Océano en su mano. Por mas que los sabios disputen sobre la naturaleza de la civilizacion : por muchas teorfas que inventen para po- nerlas en armonfa con los efectos, y determinar cudl es el principio de la misma civilizacion y el modo de propagar su movimiento, nunca llegardén 4 estar de acuerdo en esa materia altamente metafisica, si no fijan sus miradas en lo que es el orfgen de todo bien. Cada uno sentard sus princi- pios y establecera sus dogmas peculiares, 4 cuyo influjo atribuird los adelantos y el progreso, y pretenderd laurear su doctrina con la guirnalda de la victoria, lauro que dift- cilmente se cede, no ya 4 un rival, pero ni dun 4 un amigo. Sin embargo, discordes los sabios en lo que interesa 4 la gloria de sus escuelas, necesariamente han de convenir ‘ Gap. XL. v. 42. +