BCCPAM000539-2-02000000000000

po cimientos, cuya asimilacion no encentramos en la Edad Media, como no los busquemos entre las naciones barbaras del Asia,” como, por ejemplo, en las hazafias sanguinarias de los tartaros invasores del Indostan, y capitaneados por el feroz Gengis- Kand. ; Lo primero que nos viene a la mente es el derecho publico que reinaba en la Edad Media entre monarcas y pueblos, quie- nes eslaban todos ligados con el vinculo santo del bien comun de _la sociedad en general , y a lasombra del cual se cobijahan todos, cuando sobrevenia una calamidad general , una invasion extran- jera en una nacion, 6 una pretension injusta de algun principe en reino ageno, 6 una guerra intestina en algun reino. Unidos los principes y las naciones, se favorecian reciprocamente , tan pronto como aparecia el enemigo comun, y se conseguia que se ahorrase la sangre en un pueblo; pues, juntos todos, se conseguia con mas facilidad el vencimiento de los agresores y su expulsion del terreno invadido , siendo iguales las pérdidas para todos, y no tocandole a un solo reino la decimacion de las vidas de sus hijos. Ademas, con esta intervencion de todos en procarar el bien comun de la sociedad, existia el medio de concluir en breve plazo con las preteusiones inicuas 6 infunda- das de algunos principes , ycon la guerra interior, que pudiese suscilarse entre las proyincias de algun reino. Tales eran en parte los principios de derecho publico , que regulaban la sociedad en la Edad Media, muy diferentes por cierto, de los que las rigen desde hace algun tiempo. El prin- cipio moderno, de la no intervencion en negocios publicos de otro pueblo, es el axioma mas erréneo, que ha podido inyentar- se, sino es que tengamos que decir, que es lo mas capcieso y maligno, despues que hemos visto verificada su aplicacion ini- cua y peryersa en los asuntos de los Estados Pontificios, pues- ta en practica por una raza rapaz, cual es la del Piamonte. Pero, considerado en si mismo, ese principio produce el ensi-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz