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ing — tandose a porfia: quién, al dar mayor expresion al marmol que representaba los grandes misterios dela Divinidad: quién, el elevar hasta la region de las nubes las agujas de piedra sutil, coronadas de una cruz: quién, el imprimir con mas viyeza los colores en los cristales, para que la Juz estuviera hablando al cristiano desde las ventanas ojivales, y le repitiese psa las grandezas de Dios. Asi se vivia entonces en el Oodidante: disputibanse los hombres Ja palma de ver, quién levantaria en su ciudad templo mas suntuoso, para adorar en él al Dios del Cal- vario; y en esta lid sagrada estaban afanadas a la vez cien ciudades del Albion, ciento de las Galias, ciento de la Germania, ciento de la Italia, y doscientas de la Espafa. Y j cosa singu- lar! Han pasado seis centurias: las generaciones actuales se quedan extaticas en presencia de esos monumentos : los sabios no se sacian de mirar esos colosos del genio: los hombres de la ciencia confiesan, que aquellos hombres eran gigantescos en sus empresas, inimitables en sus obras; y {despues? despues se dice: aquella época era de oscurantismoy de barbarie. . i Dichoso oscurantismo, que fabrico la torre de Pisa, las ba- silicas de Milan, de San Petronio de Bolonia, de Paris , de Char- tres, de Bauvais, de Strasburgo, de Friburgo , de Toledo, de Sevilla, de Burgos, de Compostela y de mil monumentos mas, que Ja Espaiia encierra en sus confines! ;Dichosa barbarie, de- lante de cuyas obras descubre su frente el hombre del siglo ac- tual, cuya civilizacion se deja ver en ir siempre perfumado, acicalado y afeminado, en vivir.con lujo oriental, entre saraos, entre mesas opiparas: y jojala que no se hubiese expresado en mandar derribar esos mismis monumentos que le asombran, para convertir sus solares en teatros, en carceles, en lonjas, en Jupanares! Pero dejemos por ahora en paz 4 esta edad demoledora de las basilicas, y no salgamos de aquella, a cuyo seno nos hemos .
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