BCCPAM000539-2-02000000000000

ins sobre las épocas pasadas y la presente. Se ha echado una mi- rada de desprecio 4 la Edad Media por los hombres de la mo- derna, y ese desprecio se ha hecho, sin que le precediera un examen de lo que fué aquella edad. Ese desprecio ha tenido su cuna, como la tienen todas las negaciones del error; ese desprecio fue una frase que, por repetirse mucho, pasé a ejer- cer influencia en los hombres, y despues ha sido aceptada, como si fuese una verdad, — asl; nine no es = tha pura negacion. Para’ que la reforma protestante tuviese algun crédito, cuando empezé a ser mecida entre los sucios pafiales de la rebelion contra Dios y contra Ja autoridad de la Iglesia, y a ser alimentada con la depredacion de los monasterios , y la pro- fanacion sacrilega de los templos, y la mas sacrilega y abomi- nable de las religiosas consagradas a Cristo, hubo que le- vantar un muro de division entre la edad pasada y la que empezaba. El modo de hacerlo fué, el decir que aquella edad era de barbarie y de oscurantismo; sin embargo, este oscu- rantismo fué el que construyé los monumentos que sirvieron de palacios @ los reformadores, y aglomerd las riquezas con’ que fomentaron sus sensualidades. Vamos, pues, a examinar lo que hay en ese oscurantismo de la Edad aatia ,en los rane apigoine ue ‘sucedan al presente. e. 9 Hs Un vii al oscurantismo de l Rdad Wein Que, aun en tiempos Hamados de gran Dintinesss-y en pueblos que se precian de su mucha cultura, andan: siempre confundidas Ja ilustracion y la ignorancia, la finura de modales y la mas repugnante groseria, y la sociedad culta con latosea, con la vil, con la abominable, es cosa sabida de todos: los' que

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz