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owe Ses La fisonomia de los tiempos actuales es espantosa, y los sintomas que se ven en el cuerpo social son muy alarmantes. Sabemos que este mundo tiene fin; es decir, sabemos de una manera infalible, que ha de llegar un momento, en el cual el linage humano, que marcha como viajero por la tierra, se ha de parar en su movimiento, por haber llegado el dia decretado por Dios para juzgar publica y solemnemente 4 todos los hom- bres. Sabemos infaliblemente que este dia ha de llegar, aunque el cuando sea un secreto escondido en la mente de Dios , como nos lo ha asegurado su Hijo humanado ‘. Pero este mismo Se- for, si bien nos dice que ni los angeles saben cuando sera ese dia terrible, nos ha dado indicios de su proximidad y aun nos los ha descrito, asegurandonos que podrémos conocer que se acerca, cuando veamos que sucede lo que él nos describe *. Dos cosas nos dice Jesucristo, entre otras varias , que se han de ver en la tierra antes que él venga con gloria y majestad a juzgar al mundo, y son por cierto bien terribles. Una de estas es el amortiguamiento de la fe y el crecimiento de la malicia * Y habra en la tierra tanta iniquidad, dice Jesucristo, reinara tanto engafio é hipocresia y prevalecera tanto la impiedad, que apénas se encontrara fe en la tierra *. La otra es la indiferencia espantosa que cundira por todas partes , semejante, dice el mismo Jesucristo, ala de los tiempos de Noé, en-los cuales los hombres comian y bebian, se casaban, y daban a casar a sus hijos, no haciendo caso de nada hasta que vino el diluvio y los perdié a todos *. Preciso es tener cerrados los ojos del entendimiento, para no ver que esas dos plagas reinan hoy con todo su vigor en la sociedad. Una especie de diluvio de crimenes, de orgullo, de soberbia y de sensualidad ha ido cubriendo poco a poco la lierra: una insensibilidad callosa se ha apoderado de las almas; ‘Mat. cap. XXIV. v. 36. + Mat. cap. XXIV. v. 42. 2 Mat. cap. XXIV. v. 33. 4 Lue. cap. XVIIL. y. 8. * Mat. cap. XXIV. v. 38. 39.