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7a blica ‘derecho, sino Ja tolerancia’ de un hecho, ot ati ello 4 Dios mismo, legislador stipremo, que ha yevelado dé'iil maneras al hombre [a religion, y sin embargo, por conservar en 1a criatura racional lo que tiene mas' precioso, (que 6s la li- ertad, permite por el tiempo presente que muchos la despre- cien. Pero eso es una economia temporal y transitoria; “pues ‘al fin, légaré el dia’, en que el hombre habra cesado de ser via- jero, que debia if derecho hacia el bien por su propia eleccion, y que, por abusir del don de la libertad , ‘declinaba ‘isu anto- jo hacia las séndas del mal. Enténces no podria elegit, sino que se ‘tend para siempre: a las consecuencias del abuso que hizo lei libremente la verdad y la iuaticia 'y él ‘empled en se- ‘guir la mentira ¥ el mal. Esta es la. conducta de Dios : no tole- ra la existencia legal del’ error’ ni por un solo instante; ‘no puede contemporizar para siempre con quien lo desprecia y ‘ofende: pero lo sufre y lo tolera por algun Sita, shasta que Mega el dia de la justicia. eee ant “BH Gimia? ef hombre'to tiene ileredh ia religiosos en el deh tido én que’ se los intentan dar las instituciones modernas. Otros derechos, verdaderos derechos religiosos , tiene el hom- bre, y son aquellos que Dios ha querido que tenga, y que le ha ganado su mismo Hijo hecho hombre. Somos hijos de Dios, adoptados en su propio Hijo, y por consiguiente , como dice San Pablo, tenemos derecho a ser herederos de Dios, coherederos con Cristo ‘. Si servimos a Dios en espiritu de humildad , nos guarda un reino, queel mismo Jesucristo dice que fué prepa- rado para los benditos de su Padre desde la creacion del mun- do®, y esta ‘es la corona que él Apéstol llama corona de justi- cia*: porque si bien él principio de ella es la misericordia de ' Rom. cap. VII. vy. 47. 2 Mat. cap. XXV. v. 34, % 2. Tim. cap. IV, v. 8,
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