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” : j . : 1 : — shh — Dios nacié en carne mortal, por cuyos.montes y valles anduvo, cuyas ciudades recorrié anunciando la paz, cuyos oteros santi- ficd orando y Iorando en ellos, y sobre uno de. los, cuales. es- piré en un madero. En estos tiempos, todo ese conjunto de grandezas; no es bastante para movera los reyes y a los ejér- citos, 4 no ser que de su posesion les resultara algun incremen- to de riquezas, una gran influencia en los destinos de los otros pueblos, 6 una preponderancia en los negocios de las naciones. Estos son los poderosos mdviles que presiden a las empre- sas guerreras de nuestros tiempos, y 4 su impulso se han de- clarado mituamente las naciones esas guerras (lesoladoras , que se compendian en los nombres de Sebastopol , Solferino y Ma- genta, Sadowa y Paris; 6 las han emprendido por su propia vo- luntad algunos hombres,6 déspotas,6 sacrilegos, cual fué el que , al principiar este siglo, leyé 4 todo trono y.4 toda caba- fia la desolacion y el Ilanto, cuales han»sido los que, en estos tltimos quince afios, han ido meditando. los. medios de paro- diar , en sentido inverso , a los antiguos cruzados, para llegar a aplicar maquinas de guerra 4 los muros. de la nueva Jerusalen, arrojar proyectiles sobre. las_ basilicas “allied y.guilar al Wieario de Cristo los bienes que Dios le did. . % Prescindimos de calificar esta ultima, ni siquiera de paran- goiaite con las que la han precedido inmediatamente, porque ella tiene un caracter peculiar, y solo se asemeja a las guerras de Alarico y Genserico, a las de Astolfo.y Desiderio en el Oc- cidente , y @ las de Omar y el Saladino en el Oriente: una em- presa guerrera, donde todo es. perversidad y sacrilegio, no puede asimilarse 4 otras, en las cuales, si bien hay moviles de ambicion y ningun motivo de justicia, ni miras, de bien uni- versal, no'se ven palpables el sacrilegio y la declaracion de guerra al Dios'mismo de los ejércitos, pues el Papa represen- ta la persona de Cristo. Apartando, pues, la vista de esa guerra como de un monstruo, como de uno de los mayores