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= 4a — oteros y en valles, y como si encerrara! una fuerza magica, se aposenté en todo pecho,'se apoderd e toda alma, ¢ hizo una impresion profunda en todo corazon. Dios lo quiere , repetian todos; y no se.contentaban con repetirlo , sino que todos. desea- ron saber inmediatamente.. gh era. ie ae: Dios tee ua ponerlo en, practica, 5 » Ano dudarlo, habia acliete en.ee Oecidente una, capes de sopor, que tenia embargados a los hombres. de alta posicion social, no dejandoles ver lo que pasaba en Oriente, por llamar- les demasiado, la atencion lo que ocurria en Occidente. Guer- reros-en general, los reyes y los barones estaban entregados exclusivamente a la profesion de,las armas; pero ora peleasen contra el moro, que ocupaba inicuamente las provincias mas - amenas de Espafia, ora midiesen su espadacon rivales de una co- rona 6de un feudo, tenian siempre presente un lema , que diri- gia sus. acciones y sus empresas militares; este lema decia, mé Dios, mi honor, Eran de modalesduros,, como los han dado _ siempre las armas 4 quienes, las manejan por, profesion : eran quizas poco cultos en literatura; eran acaso algunos de c stum- bres disipadas, como las han producido siempre los: palacios de los reyes y de los grandes; pero no faltaba en aquellos co- razones la fe cristiana, la honradez y la hidalguia. Pero estas mismas guerras, en que pasaban quizas toda su vida, ponian una visera sobre su frente, que no les dejaba ver que podrian emplear.su valor con mas gloria y mayor utilidad wareel mun- do. en regiones lejanas, que-en laspropias.. , Aparecié, Pedro el Ermitaio, gritando: Diosdo abies: pac despues levant6 su voz el hombre que era enténces el por- tento de la época,, el gran San Bernardo, predicando la cruza- da, al mismo tiempo que el Papa abria los tesoros de las gracias para todos los: que fuesen a libertar el Santo Sepulero, y entdn- ces se vid el,espectaculo mas inaudito: la sociedad entera se puso en movimiento , yempez6\a marchar a Jerusalen. Dormia Tomo I. 34