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— 478 — bemos por Ja historia, que habia en ellos una especie de noble- za social inoculada en la sangre de todos, reyes, barones, y pueislo, de lacual nos han quedado restos indelebles, que du- raran cuanto dure el mundo. La Edad Media, como lo hemos sdalaan. fué una época eminentemente guerrera: pero esta descrita la naturaleza de aquellas guerras con solo decir, que una parte de ellas era di- -rigida @ rechazar a los barbaros del Norte y del Africa, y otra diianaba de Jas pretensiones que alegaban los principes a rei- nay sobre provincias y naciones, cuya posesion reclamaban otros, 6 bien la tenian con derecho dudoso. Vicios , pasiones y violencias no faltaban por cierto en esas guerras, asi como no faliaron usurpaciones del derecho ageno; y el decir lo con- trario , seria desconocer le que es el hombre corrompido por la cukpa ,.y siempre propensoa lo malo; pero hay que confesar que en aquella época se entablaron empresas de tal magnitud, que superan 4 cuantas se han Ilevado 4 cabo despues, y de- niuestran la nobleza de ideas que existia entdnces en general. l'ara comprender que esto es asi, no hay mas que hacer una | reve resefia de la gran epopeya de las Cruzadas, pues esto solo dice lo que eran los tiempos de la Edad Media. Vamos a recorrer esa época, tan abundante en rasgos caballerescos, como en infamias é intrigas de algunos hombres corrompidos, sefialando la causa que promoyid las mismas Cruzadas, y el efecto que causé en el mundo civilizado su publicacion. Esto basta para nuestro objeto. Hemos dicho lo que hicieron los sectarios de Mahoma en las regiones que dominaron, que fué destruir monasterios y der- ribar iglesias. No perdonaron en la Palestina 4 ningun santua- rio: Belen, el Tabor, Nazareth, Monte Sion, el Cenaculo, San Juan in montana, donde la piedad cristiana habia erigido mo- numentos4 la religion por haber sido gantificados esos parages per ja presencia de Jesucristo , ayeren por tierra a impulsos

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