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; Bey yer los santos en la gloria, y regocijarse han en sus moradas ; re- sonaran en sus bocas las labanzas de Dios, y vibrardn en sus manos espadas de dos filos, para ejecutar la venganza en las — naciones , y castigar 4 los pueblos ; para aprisionar con gri- llos 4 sus reyes, y con esposas de hierro 4 sus magnates ; para ejecutar en ellos el juicio decretado ; gloria es esta que esta re- servadad todos los santos de Dios ‘. Al oir. estas sentencias, no parece sino que esta uno oyendo a Jesucristo, cuando dicea sus discipulos: En verdad os digo, que vosotros que me habeis — seguido, en el dia de laresurreccion, cuando el Hijo del Hom- bre se sentard en el trono de su magestad , vosotros tambien os sentareis sobre doce sdlios , y Jusgareis a int doce tribus de Israel *. Visto que , con relaciona los dogmas de la primera revela- _ cion, no ha reinado jamas en la tierra un oscurantismo com- pleto, general y universal, es necesario preguntar ahora, si lo ha habido, y aunsi lo ha podido haber, en el conocimiento de Dios, y de los preceptos de la ley natural. Facil ha sido demos- trar la primera asercion, y no lo es ménos el probar la segunda : pero se hace necesario distinguir tambien en esta, entre el os- curantismo especulativo 6 tedrico, y el practico. La historia nos ensefia con documentos irrefragables , que en todas las épocas han existido hombres y aun pueblos, que han tenido una ilus- tracion tedrica y practica en el conocimiento del Sér divino, criador del cielo y de la tierra y de las cosas visibles ¢ invisi- bles: y ella nos demuestra tambien, que han existido pueblos y naciones enteras , en cuyo seno no existia aquella ilustracion, ni en lo tedrico, ni en io practico: pero la revelacion nos ense- fia, y la razon natural nos persuade , que ese oscurantismo tie- ne su origen en causas secundarias , pero no en la verdadera naturaleza de las cosas, tales como salieron de la mano de Dios. ‘Salmo 149. v, 5.6. 7.8.9. * Mat. cap. XIX, v.28.