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. — 413— ‘cia;’en Espafiay en Italia, en-las Américas espatiolas ; en estos: cien afios? ,Quién no llora, al saber que en la capital de Espaia se han derribado ya cerca de cuarenta? {Quién no se horripila, al saber que, en el aiio de mil ochocientos treinta y seis , al caer por tierra varios templos suntuosos, y entre ellos el monumenta! de San Felipe Neri, se presenté una comision de la Academia de Bellas Artes 4 cierto hombre célebre de aquella siluacion , su- plicandole que se reservase ese templo, por ser la gloria de las artes, y que se le contesté que, si el templo de Salomon es- tuviese en Madrid, caeria por tierra? Pues esta furia de der- ribar templos y monasterios , por mucho que se quiera decorar, tiene que llamarse barbarie, y la civilizacion que la produce, tiene que ser islamita, barbara; si, donde quiera que eso se vea, se ha de tener por un efecto de barbarie: ora sea el bar- baro que todo lo ignora; ora el civilizado, que padece de plé- tora de ilustracion sin Dios, sin Cristo y sin su Evangelio, cual se gloria de ser la moderna, el resultado es el mismo , ‘la des- truccion de la cruz. Suceda pues en Francia, 6 en Espafia, 6 en Italia, en los derrames de los Andes al descender los salvages 4 las ciudades civilizadas por el catolicismo, donde quiera que veamos derribar iglesias y monasterios, 6 apoderarse de sus riquezas, bien podemos decir: Ahi esta el islamismo, ahi es- . tan los Omares y Almanzores , ahi estan los muslines. Prescindamos, por hipdtesis, del ultraje hecho @ la religion de Jesucristo, que es quien fundé el monacato cuando aconsejé que quien quisiese ser perfecto , vendiese cuanto tenia , lo diese a los pobres, y tomando su cruz, lo siguiese ‘: ni nos ven- ga 4 la memoria el crimen de ingratitud de la civilizacion moderna contra la Iglesia catdlica, que civilizé la Europa, cuando era un pueblo barbaro y selvatico, y la civilizé pre- cisamente , extendiendo en ella el monacato que fué el deposi- * Lue. cap. X¥UL v, 22.

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