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‘ FF — Casi sin quererlo, hemos’ formado en estas tiltimas lineas el retrato de muchos hombres de la ciencia moderna, tan infla- dos por sus pretendidos adelantos en el descubrimiento de co- sas, que no existen sino en su cerebro ; tan persuadidos de que todas las edades pasadas han padecido una ignorancia muy crasa, que ellos deben eliminar de la contemporanea y de las venideras; tan ansiesos de que todos los reconozcan por sabios y fildsofos eminentes, y tan avidos de grangearse con su vana ciencia nombradia, alumnos y haberes mundanos. Son estos hombres , los que con un énfasis muy grave, y con un tono que les da un tinte de sabios y entendidos, achacan a las edades pasadas la ignorancia en las ciencias , en la politica, en la or- - ganizacion social, afiadiendo lo que el fariseo decia al compa- rarse con el publicano : nosotros no somos nada de eso ; nosotros - nopertenecemos a esas épocas de ignorancia, ni a esa edad ferrea, que nos precedid, en la cual no se cultivaban las cien- cias naturales, ni las de la politica, y en la cual los hombres vivian sin derechos ni garantias. Vamos, pues, a ver si esto es verdad, y a examinar qué epoca supera ala olra en esas © materias , si la presente a la pasada, 6 la pasada 4 la presente.