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‘ig SI Y adviértase, que no hablamos sino de la relacion natu- ral, que en el terreno metafisico de las cosas tiene la verda- dera ilustracion con la verdad, con la sumision a la autoridad divina, con el respeto 4 la antigiiedad,y con la veneracion que inspira la fe de cincuenta siglos. Si llevamos al terreno de la practica el examen de esa ilustracion sin fundamento, y enderezada, mas que 4 ilustrar al mundo, 4 conquistar una gloria vana y efimera, es necesario decir otras cosas que re- pugnan diametralmente a las naciones genuinas, . y 4 la natura- leza de la misma ilustracion en el érden moral, sin el cual el hombre es un ser degradado de su noble dignidad. San Pablo dijo en dos palabras lo que es, y lo que vale esta ilustracion que desprecia todo lo que otros supieron, porque cree en su de- mencia, que ella lo sabe todo. Si alguno, dice el Apdstol, piensa que sabe algo, todavia no ha aprendido cémo conviene saberts .ae B eGeTe ria Palate En la verdadera ilustracion , ha de haber conocimiento del modo de saber, del objeto del sabery del fin del saber. Pre- guntese, no ya 4 un hombre de entendimiento pulimentado con muchos conocimientos, sino 4 un campesino desmoronador de terrones, si la arrogancia se aviene bien con la ilustracion de la ciencia, y respondera sin vacilar, que no. Pues he ahi el gran vicio de la ilustracion, que se persuade de que lo sabe to- do, y que se basta con sus propias luces 4 si misma: esa ilus- tracion es viciosa en el érden, en el modo, en el objeto y en el fin. «Hay quienes desean saber, dice San Bernardo *, sin mas fin que el de saber, lo que es una torpe curiosidad; otros desean saber, para saber que saben,y eso es una torpe vanidad; yestos, por cierto, no se libraran del satirico, que se burla de ellos, di- ciendo: el saber ti Gue sabes, no vale nada, miéntras no sea otro el que sepa que sabes; y hay otros que quieren saber , para vender su ciencia, lo que es una torpe ganancia.» © ‘ 4.° Cor. cap. VII. v. 2. * Serm. 36. in Cantic.