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= otra‘.» De donde resulta, que la naturaleza’y condicion del cuerpo es ser animado y dirigido por la sustancia espiritual, que es su compaiiera, pues esta destinado 4 perecer, ‘miéntras el destino del alma es vivir para siempre. Y esto mismo signi- fica el filésofo Séneca, cuando dice * que, «cada dia se pierde algo de nuestra vida, pues aun cuando comemos, la vida dis- minuye, no pasando un solo dia, que no lo partamos con la muerte. Entramos en la vida por una puerta, y al momento empezamos 4 salir por otra. » Esta visto, por tanto, cual es el objeto de la ilustracion, la perfeccion del alma. Tiene ésta sefialado un término, al cual ha de llegar, siendo su camino la perfeccion siempre creciente, como lo dice él sabio, por estas palabras: La senda de los justos es como la luz resplandeciente, la cual camina y crece hasta el dia perfecto *. «Toda la vida del buen cristiano, dice San Agustin *, es un deseo santo de aprovechar: este es nuestro centro , este el seno en que vivimos, y por cuanto él es estrecho, a fuerza de extenderlo, lo hacemos mayor. » ; Pues oe, Cuan- do Dios dijo & nuestros primeros padres que creciesen °, Jenten- diase acaso, que hablase tan solo de las creces del cuerpo y no de los incrementos del alma? Léjos de eso, dice San Basilio °: «Nuestra alma crece, cuando por sus adelantos colidianos se mueve hacia laperfeccion: 4 nosotros se nos ha dicho, creced, pues debemos caminar con la gracia de lo allo hacia Dios.» Si el’objeto de la ilustracion es el alma; si el fin de esta ilustracion es la perfeccion de la misma’, y si esta perfeccion consiste en el conocimiento de Dios para adorarlo, amarlo y ser- ’ Ipsum quod vivo, est veluti rapidissimus amnis, Qui sursum exoriens semper ad ima fluit. A tumulo tumulum peto: ti 1 Epist. 39. * Prov. cap. IV. vy. 18. ‘ Tract. IV. in Epist. 4. S. Joan. * Gen. cap. 1. v. 28. ° Homil. 14. in Hexamer, v. 20. Tomo I. 3
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