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DE LA B. MARIANA DE JESUS. 41 sia consiste eh su firmeza -y estabilidad: en que conserve inmutable la prerogativa de Santa, á pesar de la relaxacion de las costumbres, de la variedad y vicisitud de los tiempos y de las co= sas humanas : la de la Orden: en ser escuela de virtud y perfeccion; y de lo uno y lo: otro sir- ve de comprobacion y-testimonio la Beata Ma= riana, del modo que hemos probado aunque su= cintamente en el cuerpo del Discurso ; lo mismo se verifica de la tuya , constituida en que á la razon de Pueblo grande, poderoso y magnífico, se agregue, Ó mas propiamente se substituya la de ser Pueblo Santo y Religioso. Comel exem= plar de la Beata Mariana conocerá quien no quie - ra cegarse voluntariamente , que tu cielo y tem- peramento no es incompatible con la virtud: que no está desterrada de tus calles y plazas la San- tidad, en vista de haber paseado estas, y vivido baxo aquel un Alma tan espiritual , de tanto valor y quilates, que puede competir con las que hacen el ornato y hermosura de los prime- ros Siglos de la Iglesia. Resta que convencidos todos de esta verdad, nó contentándonos con alabanzas jactanciosas y estériles, con la felici- dad de haber dado 4 luz una Santa tan insigne, tratemos de imitarla, de regular nuestras cos- TOM,» 1. F tum-