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ll 100 mi ! ' 4 412 SERMON:* del mismo que las habia criado, segregandolas y colocandolas en el órden y arreglo que hace el objeto de nuestra «admiracion. Reconócenle los hombres, en medio de su rebeldia y dure- za que excede la de las piedras y mármoles : le confiesan hasta sus mismos perseguidores y ene- migos , volviendo á sus casas compungidos € hi- riendo sus pechos , publicando que aquel hom- bre era verdadero Dios: no solo los que asisten en el Calvario y se hallan próximos á la Cruz, siendo testigos oculares de aquella escena tan do- lorosa y sangrienta, sino aun los ausentes, y que residian en paises distantes, exclamando (6 pu- diendo exclamar) al ver la conmociony estro- mecimiento de la natu $ que ó el Dios de esta ba 4 disolver.la máquina del Universo. Todo-esto executa el Eterno Padre, como en recompensa de haber desamparado en la Cruz 4 su Unigenito, pudiendo colegirse de lo extraordinario é€ inaudito delo uno, lo. ter- rible y espantoso de lo otro, conforme 4 lo que poco ha insinuamos 5 esto es, que acostumbra la Sabiduria y Providencia del Señor proporcionar la exáltacion y gloria 4 la humillación que ha precedido, Nosotros tambien , Católicos, pode- mos recompensarle , detestando de corazon las culpas, y proponiendo firmemente no yolyer jas mas

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